Villa del Prado es una población cercana a Navalcarnero; a las afueras de la misma se encuentra el poblado de El Alamín. Es una antigua pedanía fundada por el Marqués de Comillas, de familias trabajadoras del campo que poco a poco fueron abandonando el lugar. En él pueden advertirse lo que en su día debieron ser Escuelas, Bares, La casa del médico y la Iglesia.
Paseamos un día de verano por sus calles y aunque no percibimos nada fuera de lo común, lo cierto es que sobrecoge su abandono y silencio, invitando al recuerdo de lo que un día estuvo lleno de vida y hoy aparece simplemente “muerto”. Soy de los que piensa que en los lugares donde hubo energía siempre queda algún rastro casi imperceptible, pero queda.
La Iglesia impacta por sus dimensiones en relación al número de casas y porque entre sus muros sacrosantos, ahora desnudos, puedes imaginarte las alegrías y las penas que allí se derramaron.
Os animo a sentir y descubrir, es algo fascinante aunque a muchos les parezca cosa de locos.
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